Esta semana comienza con los ecos de la entrevista de Oprah
Winfrey a Lance Armstrong y con Bárcenas como primera plana de todas las
portadas de los periódicos nacionales.
¿Qué tendrán en común Armstrong y Bárcenas? Es evidente, han
engañado, sobornado y estafado a quien fuera y a costa de lo que fuera para
lograr sus objetivos. Si todo lo que se está publicando sobre el extesorero del
Partido Popular es cierto tenemos que empezar a preguntarnos si es posible la
limpieza en la política.
En el ciclismo y en la política nos encontramos ante dos
claros reflejos de la sociedad actual, los héroes, y por ello muy poco comunes,
son los que están limpios. En el ciclismo ya no sabemos quién fue el último
ganador de un Tour de Francia que no haya sido condenado por dopaje y en la
política rara es la semana en la que no saltan casos de corrupción que salpican
a unos y otros partidos.
En una entrevista que hace unos meses realizó Iñaki
Gabilondo a Jordi Evolé, explicaba éste último de una manera sencilla que lo
que tenía que ocurrir en nuestra sociedad es que era necesaria resetearla, como
un ordenador que lo apagas, sacas todo lo contaminado que lleva en su interior, lo
dejas reposar y lo vuelves a encender. Esta imagen, aunque un poco utópica y
poco concreta, me parece que es un símil muy preciso para la sociedad actual.
No sólo me refiero al ámbito político sino también como es
lógico al ámbito económico ya que una de las razones por las que estamos en la
crisis actual es por el afán de lucro desmedido y sin ninguna barrera ética que
les frenara. En muchos casos era legal lo que estaban haciendo (en la mayoría,
ni mucho menos en todos), no estaba prohibida su conducta sin embargo estamos
empezando a ser conscientes de que la barrera entre lo permitido y lo que
debemos hacer no siempre están a la misma altura. Eso sí no me olvido que en la
multitud de casos de corrupción que salen cada día a la luz no están permitidos por la ley.
¿Qué tendrá que pasar para que cada uno de nosotros
cambiemos? Estoy un poco harto de que se comente la sociedad está muy mal, todo
el mundo está viciado. No está viciada la sociedad, están viciados muchos
individuos de la sociedad (no la sociedad en un sentido abstracto). Presentar
soluciones sobre este punto que no sean utópicas se antoja complicado por no
decir imposible ya que entra en juego un factor incontrolable: La libertad de
cada uno.
No soy pesimista por lo que creo que podemos cambiar (cada
uno de nosotros). Tenemos que luchar para ir concienciándonos de que vivimos en
sociedad, que trabajamos en sociedad, que nuestra vida no es algo aislada sino
que somos un conjunto y que somos lo que somos gracias a que vivimos en
sociedad. El individualismo radical nos ha llevado hasta aquí y sólo juntos
podremos salir. El esfuerzo lo tendremos que poner individualmente pero todos
saldremos beneficiados.