Si no era hoy, sería mañana. Si no era esta semana, la que
viene. Lo que estaba claro, es que volverías a ser el número 1 del mundo. Es
curioso la cantidad de titulares que esta noticia está generando (esta carta
para empezar), ya que desde hace meses ejerces como tal. Además el nº1 está muy
bien pero todos sabemos que a larga eso no es lo importante, lo que será
recordado serán tus títulos ganados, en especial los Grand Slams Sin embargo no
querría centrarme en el aspecto en el la mayoría se va a centrar, el aspecto
puramente tenístico.
Simplemente te escribía para darte las gracias. No por ser
el nº1 del mundo dentro de la pista, sino por serlo también fuera de ella.
Gracias por que nos has impartido una lección magistral de superación, siempre
se ha dicho que tu carrera deportiva sería corta. Se habló que no llegarías a
los 25, y es cierto que por tu complexión física y tú manera de jugar has tenido
momentos muy duros pero uno tras otro los has ido superando y todavía te quedan varios años a gran nivel. Gracias por no dar
una mala contestación en los medios, gracias por firmar autógrafos y atender a
los medios siempre que te ha sido posible, gracias porque los chavales hemos
visto en ti un ejemplo de que el que algo quiere algo le cuesta y le cuesta
mucho. Gracias por ser un ejemplo de lealtad hacia tu familia, por enseñarnos
que en la vida hay problemas y dificultades y que el feliz no es el que se deja
llevar por lo que le apetece sino el que lucha hasta las últimas consecuencias
por conseguir lo que quiere. Gracias por reír cuando no siempre apetecía, por
llorar cuando el esfuerzo y la impotencia te abatían y porque nos enseñaste que
los sentimientos reflejan la lucha y el desgarro producido. Gracias por abrazar
a todo un país en torno a la tele disfrutando tus derechas. Pero no sólo eso
sino que también nos impartiste clases magistrales de civismo rechazando un
avión privado que pagábamos todos y encantados en este caso.
Gracias por recordarnos que el deporte es eso, un deporte,
que en la vida hay problemas más importantes, y gracias por darte cuenta de lo
afortunado que eres. Todavía recuerdo una entrevista hace cuatro años en la que
te reprochabas no valorar todo lo que la vida (y tú esfuerzo) te había dado.
Gracias por saber perder, reconociendo que tus rivales han
sido mejores pero sobre todo te agradecemos tu saber ganar, sin aspavientos
innecesarios, sin declaraciones ostentosas ni chulería adolescente en tus
comienzos.
Pero no son dos mundos distintos, el tenis y la vida. Y lo
que nos has enseñado de lo segundo muchas veces lo hiciste en una cancha. Nunca
olvidaremos aquella final en Wimbledon ante Roger. Lo intentaste tres veces en
la Catedral del tenis y la tercera final fue la vencida. No despejaremos de la
memoria, aquellas derrotas con Novak que te hicieron más grande, porque una vez
más lo repito, grande no es el que no se cae, sino el que se levanta cada vez
que cae. Y tú te has ido levantando como un ciclón, como un gigante enfurecido
en busca de su trofeo, como un león herido en busca de su presa. Simplemente
verte luchar cada punto es una lección inmejorable, como has levantado partidos
en los que otro cualquiera los habría dado por perdido. Haberte superado en los
aspectos menos fuertes de tú tenis es una oda a la superación y ver cómo te respeta
todo el circuito ya dice mucho de tu personalidad.
Por todo, por ser un ejemplo, simplemente, gracias Rafa…